Una nueva Propuesta para Amar....

Esta es, pues, la nueva propuesta, empezar a pensar la
pareja desde otro lugar, desde el lugar de lo posible y
no de lo ideal.
Por eso es que vamos a intentar ver los conflictos no
solo como un camino para superar mis barreras y poder
acercarme así al otro, sino también como un camino para
encontrarme con mi compañero y, por supuesto, a partir
de lo dicho, como un camino para producir el
transformador encuentro conmigo mismo.
Estar en pareja ayuda a nuestro crecimiento personal.
A ser mejores personas, a conocernos más.
La relación suma.
Por eso vale la pena.
Vale... la PENA (es decir, vale penar por ella).
Vale el sufrimiento que genera.
Vale el dolor con el que tendremos que enfrentarnos.
Y todo eso es valioso porque cuando lo atravesamos, ya
no somos los mismos, hemos crecido, somos más
conscientes, nos sentimos más plenos.
La pareja no nos salva de nada, no debería salvarnos de
nada.
Muchas personas buscan pareja como medio para resolver
sus problemas.
Creen que una relación íntima los va a curar de sus
angustias, de su aburrimiento, de su falta de sentido.
Esperan que una pareja llene sus huecos.
¡Qué terrible error!
Cuando elijo a alguien como pareja con estas
expectativas, termino inevitablemente odiando a la
persona que no me da lo que yo esperaba.
¿Y después? Después quizás busque a otra, y a otra, y a
otra... o tal vez decida pasarme la vida quejándome de
mi suerte.
La propuesta es resolver mi propia vida sin esperar que
nadie lo haga por mi.
La propuesta es, también, no intentar resolverle la
vida al otro.
Encontrar a otro para poder hacer un proyecto juntos,
para pasarla bien, para crecer, para divertirnos, pero
no para que me resuelva la vida.
Pensar que el amor nos salvará, que resolverá todos
nuestros problemas y nos proporcionará un continuo
estado de dicha o seguridad, solo nos mantiene
atascados en fantasías e ilusiones y debilita el
auténtico poder del amor, que es transformarnos.
Y nada es más esclarecedor que estar con otro desde ese
lugar, nada es más extraordinario que sentir la propia
transformación al lado de la persona amada.
En vez de buscar refugio en una relación, podríamos
aceptar su poder de despertarnos en aquellas zonas en
que estamos dormidos y donde evitamos el contacto
desnudo y directo con la vida.
La virtud de ponernos en movimiento hacia adelante
mostrándonos con claridad en qué aspecto debemos crecer.
Para que nuestras relaciones prosperen, es menester que
las veamos de otra manera; como una serie de
oportunidades para ampliar nuestra conciencia,
descubrir una verdad más profunda y volvernos humanos
en un sentido más pleno.
Y cuando me convierto en un ser completo, que no
necesita de otro para sobrevivir, seguramente voy a
encontrar a alguien completo con quien compartirlo que
tengo y lo que él tiene.
Ese es, de hecho, el sentido de la pareja.
No la salvación, sino el encuentro.
O mejor dicho, los encuentros.
Yo contigo.
Tú conmigo.
Yo conmigo.
Tú contigo.
Nosotros, con el mundo.

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