Soledad...

Que espantosa soledad sufrimos algunos,
Cuando lo que queremos es no vivir aislados, abandonados, cuando no se recibe ni cercanía de los que más amamos.
Y no hablo, sino de los espíritus que viven a través de los cuerpos,
Que engañosos hablan diferentes idiomas, y cuanta desilusión al comprobarlo.
Se escuchan palabras, huecas, un te quiero o un no me importas,
Cuando las almas te dicen lo contrario, cuanta incomprensión existe en la tierra poblada de humanos deshumanizados, pues nadie es autentico, ni se quitan las mascaras, nadie mueve un dedo o la cabeza sin antes sentir desconfianza, nadie cree en mis palabras, porque nadie cree en las propias
Mas sin embargo todos quieren decirme, en nombre de la experiencia
O de la virtud o la manera correcta, como mi corazón tiene que sentir
Y como he de actuar.
¡Cuando yo a voz viva me rebelo a los hipócritas!
Pero todos se sienten capaces, limpios, injuzgables,
Para linchar, o hasta perdonar mi sentir, o para
Querer conducirme como un insensato,
Cuando lo único que proclamo es libertad a mis sentimientos.
Pero nadie es capaz de aceptarlos sin imponer alguna o varias condiciones a veces tan arbitrarias, como insufribles.
Señor, por eso te pido, que dejen de de juzgarme, condenarme y apedrearme, cuando han pecado más o han amado menos que yo.

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