Pensamientos de un Guerrero de la Luz...
Un guerrero de la luz nunca olvida la gratitud.
Durante la lucha, fue ayudado por los ángeles;
las fuerzas celestiales colocaron cada cosa en su lugar
y permitieron que él pudiera dar lo mejor de sí.
Los compañeros comentan: "¡Qué suerte tiene!".
Y el guerrero a veces consigue mucho más de lo que su capacidad permite.
Por eso, cuando el sol se pone, se arrodilla y agradece el Manto Protector que lo rodea.
Su gratitud, no obstante, no se limita al mundo espiritual;
él jamás olvida a sus amigos, porque la sangre de ellos
se mezcló con la suya en el campo de batalla.
Un guerrero no necesita que nadie le recuerde la ayuda de los otros;
él se acuerda solo y reparte con ellos la recompensa.
Todos los caminos del mundo llevan hasta el corazón del guerrero;
él se zambulle sin vacilar en el río de las pasiones que siempre corre por su vida.
El guerrero sabe que es libre para elegir lo que desee;
sus decisiones son tomadas con valor, desprendimiento y
- a veces - con una cierta dosis de locura.
Acepta sus pasiones y las disfruta intensamente.
Sabe que no es necesario renunciar al entusiasmo de las conquistas;
ellas forman parte de la vida y alegran a todos los que en ellas participan.
Pero jamás pierde de vista las cosas duraderas,
y los lazos creados con solidez a través del tiempo.
Un guerrero sabe distinguir lo que es pasajero de lo que es definitivo.
"Es curioso - comenta para sí el guerrero de la luz .
Cuánta gente he conocido que en la primera oportunidad intenta mostrar lo peor de sí mismo. Esconden la fuerza interior detrás de la agresividad;
disfrazan el miedo a la soledad con aires de independencia.
No creen en su propia capacidad, pero viven pregonando a los cuatro vientos sus virtudes.
"El guerrero lee estos mensajes en muchos hombres y mujeres que conoce.
Nunca se deja engañar por las apariencias y permanece en silencio cuando intentan impresionarlo.
Pero usa la ocasión para corregir sus propios fallos,
ya que las personas son siempre un buen espejo.
Un guerrero aprovecha toda y cualquier oportunidad para enseñarse a sí mismo.
Durante la lucha, fue ayudado por los ángeles;
las fuerzas celestiales colocaron cada cosa en su lugar
y permitieron que él pudiera dar lo mejor de sí.
Los compañeros comentan: "¡Qué suerte tiene!".
Y el guerrero a veces consigue mucho más de lo que su capacidad permite.
Por eso, cuando el sol se pone, se arrodilla y agradece el Manto Protector que lo rodea.
Su gratitud, no obstante, no se limita al mundo espiritual;
él jamás olvida a sus amigos, porque la sangre de ellos
se mezcló con la suya en el campo de batalla.
Un guerrero no necesita que nadie le recuerde la ayuda de los otros;
él se acuerda solo y reparte con ellos la recompensa.
Todos los caminos del mundo llevan hasta el corazón del guerrero;
él se zambulle sin vacilar en el río de las pasiones que siempre corre por su vida.
El guerrero sabe que es libre para elegir lo que desee;
sus decisiones son tomadas con valor, desprendimiento y
- a veces - con una cierta dosis de locura.
Acepta sus pasiones y las disfruta intensamente.
Sabe que no es necesario renunciar al entusiasmo de las conquistas;
ellas forman parte de la vida y alegran a todos los que en ellas participan.
Pero jamás pierde de vista las cosas duraderas,
y los lazos creados con solidez a través del tiempo.
Un guerrero sabe distinguir lo que es pasajero de lo que es definitivo.
"Es curioso - comenta para sí el guerrero de la luz .
Cuánta gente he conocido que en la primera oportunidad intenta mostrar lo peor de sí mismo. Esconden la fuerza interior detrás de la agresividad;
disfrazan el miedo a la soledad con aires de independencia.
No creen en su propia capacidad, pero viven pregonando a los cuatro vientos sus virtudes.
"El guerrero lee estos mensajes en muchos hombres y mujeres que conoce.
Nunca se deja engañar por las apariencias y permanece en silencio cuando intentan impresionarlo.
Pero usa la ocasión para corregir sus propios fallos,
ya que las personas son siempre un buen espejo.
Un guerrero aprovecha toda y cualquier oportunidad para enseñarse a sí mismo.
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