¿Qué tan viejo estoy?
Un año mas y nos realizamos la pregunta obligada cuando se ha cumplido el medio siglo de vida
¿Qué tan viejo estoy?
Envejecemos cuando se ve uno al espejo y sale corriendo, cuando nos oímos opinando sobre todo como si fuéramos por nuestra edad, gurùs en todos los temas.
Por si fuera poco, cuando comentamos con lujo de detalles nuestras enfermedades.
Envejecemos cuando creemos que por nuestra edad y supuesta experiencia no podemos equivocarnos y por lo tanto algo hay de superioridad en nosotros frente al que trate de rebatirnos.
Envejecemos cuando nos resulta difícil contemporizar con los mes jóvenes porque suponemos son ignorantes, vulgares, arrogantes.
Envejecemos cuando sólo queremos que nos escuchen, festejen nuestros aciertos, no critiquen nuestros desaciertos y se aflijan por nuestras penalidades.
Envejecemos cuando nos olvidamos de la humildad, si alguna vez lo fuimos humildes, y frecuentemente entramos en conflicto con quienes nos rodean.
Envejecemos cuando dejamos de ser pensantes para convertirnos en taciturnos y vemos lo malo en todas partes.
¿Qué tan viejo estoy?
Hay muchas respuestas a esta pregunta, algunas podemos encontrarlas en la siguiente poesía de Douglas McArthur.
Usted es tan joven como su fe,
Tan viejo como su duda,
Tan joven como su confianza en sí mismo,
Tan viejo como sus temores,
Tan joven como su esperanza,
Tan viejo como su desesperación.
Podemos aceptar que lo que opina McArthur es cierto, por eso no evita que pase un año más y sigamos envejeciendo.
¿Qué tan viejo estoy?
Envejecemos cuando se ve uno al espejo y sale corriendo, cuando nos oímos opinando sobre todo como si fuéramos por nuestra edad, gurùs en todos los temas.
Por si fuera poco, cuando comentamos con lujo de detalles nuestras enfermedades.
Envejecemos cuando creemos que por nuestra edad y supuesta experiencia no podemos equivocarnos y por lo tanto algo hay de superioridad en nosotros frente al que trate de rebatirnos.
Envejecemos cuando nos resulta difícil contemporizar con los mes jóvenes porque suponemos son ignorantes, vulgares, arrogantes.
Envejecemos cuando sólo queremos que nos escuchen, festejen nuestros aciertos, no critiquen nuestros desaciertos y se aflijan por nuestras penalidades.
Envejecemos cuando nos olvidamos de la humildad, si alguna vez lo fuimos humildes, y frecuentemente entramos en conflicto con quienes nos rodean.
Envejecemos cuando dejamos de ser pensantes para convertirnos en taciturnos y vemos lo malo en todas partes.
¿Qué tan viejo estoy?
Hay muchas respuestas a esta pregunta, algunas podemos encontrarlas en la siguiente poesía de Douglas McArthur.
Usted es tan joven como su fe,
Tan viejo como su duda,
Tan joven como su confianza en sí mismo,
Tan viejo como sus temores,
Tan joven como su esperanza,
Tan viejo como su desesperación.
Podemos aceptar que lo que opina McArthur es cierto, por eso no evita que pase un año más y sigamos envejeciendo.
Comentarios
Felicitaciones!
Javicéntrico
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